jueves, 10 de octubre de 2013

Plegaria

Un mar de inmensa longitud
y profunda latitud nos separa.
El Señor del último peldaño
no nos favoreció bajo el mismo cielo:
tan cerca y a la vez tan lejos.
  
Si la María dejara por un momento
de roturar el cielo y se fijara en nosotros.
Quizá dándonos más tiempo...
tiempo al tiempo,
o acercara nuestros mundos.
 
Milagrosa tu siembra de amor,
María Magdalena,
pero de lo nuestro qué...
(Desde el primer instante
de la madrugada espero tu llegada).

2 comentarios:

  1. María Magdalena no es la santa de amores imposibles. Siembra amores lejanos poco probables pero amores al fin que permiten soñar y amanecer el día con una sonrisa en los labios. Amor al fin, de eso se trata la vida.

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