domingo, 15 de septiembre de 2013

Por eso estoy aquí

No he pasado una buena noche: la he pasado peor que mala y no fue un sueño, fue una borrachera. El caso es que ayer noche mi esposa me obligó a ir a cenar a un restaurante en un pueblo cercano que está en fiesta y luego ver unos fuegos artificiales combinados con música, piromusical, le dicen. Hubiera sido una noche regular sino fuera que al acabar el piromusical, como un gran rebaño de ovejas trashumantes, ¡hala!, todos al baile... "Es una orquesta muy famosa", -me dice-. Y nosotros vamos también. Yo nada sabía, lo confieso, pero dije sí, cariño.
 
La orquesta era famosa si lo dice mi esposa, pero yo no quería estar allí. Mucha gente y demasiado ruido. Hoy en día una orquesta son una decena de personas gritando y saltando como orangutanes encima de un escenario con instrumentos musicales y un tambor enorme. Al fin, aquella pesadilla acabó y llegué vivo a casa. Estoy aquí. Los milagros existen. Por eso estoy aquí.

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