miércoles, 11 de septiembre de 2013

Nunca dejaré de aprender

Nunca dejaré de aprender, hablo de dos comentarios: "Un lunes para leer (un libro de historia al azahar)" y "Hablo de mi derecho a hablar con dona". El primero me costó un dolor de cabeza escribirlo: consultar libros y tiempo. Me sentí orgulloso del resultado. Sin embargo, al día siguiente, apenas tuvo lectores. Simplemente no gustó. Al contrario que el segundo de dona que doblo los lectores. Supongo que un sentimiento vale más que un trabajo "bien hecho". Digo bien hecho considerando mis carencias y mi sempiterno problema con la sintaxis. Un sentimiento, porque si hablo de dona hablo de amor; porque dona y yo nos queremos desde el día que nos conocimos hace ya trece años... Y nunca tuvimos ningún malentendido (y eso que tú y tus ronquidos... Perdona, sería injusto en este momento no hablar de mis manías. Mejor disimulamos) salvo su muerte. Y aún está por aclarar.
  
Hace años (¡joder, dona, con los años!), un gran amigo escritor me dijo en unos de mis monumentales cabreos con un ordenante (un día hablaré de él. O no), luego de escribir una carta explicándole las cosas (siempre te estaré agradecido, José) que me podía enfadar con quien quisiera (incluso con unos ojos negros de tanto mirarla y no hallar respuesta), pero que escribía para quien me leyera... Entonces, damas y caballeros, suya es la palabra, muchas gracias por elegir un sentimiento, por elegir a dona. Ella y yo les estamos agradecidos. 

4 comentarios:

  1. Se me acabaron los argumentos, me he puesto triste.




    Cuidate.

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  2. Mañana será otro día entonces. Si tú quieres. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

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  3. Siempre querré pase lo que pase, sera difícil apartarme de quien de soslayo alumbra mis madrugadas.


    Beso

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