Seré tú misma

Como siempre, después de la gran tormenta viene la calma... Cuando oficializo una despedida, como tú, vuelvo a ti. Como tú a mí. El asunto es ese, nuestro amor no es otro. Se podría decir que es un amor de esos de intercambio de parejas. ¿No me digas que no lo has pensado alguna vez? No, tú no. Y a mí se me acaba de ocurrir. Perdona. Nuestro amor es puro, por más que sea un tormento.
 

Hoy estaré solo para ti. Te dedicaré todas las horas del día a escribir de ti, que no dejo de pensar en ti, y nunca dejaré. Escribiré de ti y de mí, y editaré lo que merezca la pena si hay algo que merezca la pena. Como se acerca tu cumpleaños intentaré escribirte algo que para que no me olvides en tu día. Aunque no esté. Aunque sea otro el que esté. La María quiso que lo nuestro fuera una relación como la de ella: solo amor. Y tú y yo nos conformamos. Aunque he de confesarte que no pierdo la esperanza de tener algo contigo. Amor inmarcesible.
 

Nuestros disimulos de antes se han convertido en tentaciones para siempre. Ya solo la esperanza nos queda... Y el agua del río. Agua. Siento escalofríos solo de pensarlo.
 

Según me cuenta, las cosas no te van del todo bien. Me gustaría saber del asunto. Y me gustaría saber de ti por cualquier medio, menos por el de la historia que a todos pone en contacto al fin de sus días. Yo quiero ser primitivo para ti, no quiero envejecer, ni que envejezcas. Y quiero que mantengas tus hábitos de siempre. Tus costumbres, actitudes, y sobre todo que cuides tú mi credibilidad.
 

¿Qué no daríamos, verdad, porque la vida nos hubiera tratado diferente? ¿Por una oportunidad que no daríamos? No digo una nueva, digo una oportunidad. ¿Qué no daríamos?
 

Hoy te dedicaré mis horas e intentaré poner armonía en mi vida para escribirte un cumpleaños feliz. Seré la luz de tu universo. Expandiré la mente por medio de la meditación para recordar todas mis pensamientos y ansiedades por ti provocados. Hoy no pienso pedirte permiso: Seré tú misma.