viernes, 12 de julio de 2013

Qué tristes de morir...

"Los tristes de morir contagian su melancolía, cada día muero un poco con ellos. ¡Triste vida la mía!".
 
Vivimos una vida que se va haciendo insoportable; los inaplazables asuntos: la supervivencia. Vivimos ahogándonos en nuestros propios compromisos. Un triste de morir no es un lamento que contagia su melancolía, es la consecuencia de un suceso que obliga a la reflexión... Se trata de vivir menos agitados. Si fuéramos capaces de desechar el tiempo que malgastamos en cosas banales, adquiriríamos un reposo mental que nos permitiría ser más conscientes de la realidad y quizá así lograríamos estar en contacto con el "yo" superior y con nuestras energías vitales que algunos creen sobrenaturales... y solo son contactos normales con la esencia de la vida. ¡Vive la vida y déjate de chorradas!.

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