sábado, 20 de julio de 2013

De puro amor

Una amiga me anima a correr una aventura y me dice que ya comenzó, que me de prisa si no quiero llegar tarde...
 
Entonces, para no llevarle la ilusión sugerida por su imaginación a una amiga, echo la vista atrás a ver si tengo la cabeza en su sitio y no. Aún está a media carga de tensión y se desbarataría si la cojo. He de esperar, tal vez al medio día... Por ahora dejo que mi ordenador me siga ordenando las ideas.
 
A veces pienso que si adelantara el reloj seis horas más o menos volvería a tener sincronizado la mente con mis voluntades y todo volvería a ser como antes. Quizá si viviera en otro en otro continente con seis horas de diferencia horaria mi cabeza se cargara antes de amanecer y mis voluntades y mi cuerpo... Me gustaría no tener que decir no a una amiga para correr una aventura... ¡Joder, dona, a poco que me animo recuerdo la lista de las victimas inocentes del caos mental y me entristece el alma!. (La locura nunca será dueña de sus actos).

6 comentarios:

  1. ¡Vaya! Los hombres y su indecisión. Que si, que no, que tu, que yo, que deja lo pienso porque no quisiera hacerte daño, que patatí patatá, si lo único que había que hacer era cerrar los ojos, imaginar y escribir.

    Mñeh!

    ResponderEliminar
  2. ¨La locura nunca tuvo maestro para los que vamos a bogar sin rumbo perpetuo...¨

    Lo locura no reflexiona por eso es locura.

    ResponderEliminar
  3. Mire, Benedetti lo dice fácil.


    Compañera,
    usted sabe
    que puede contar conmigo,
    no hasta dos ni hasta diez
    sino contar conmigo.

    Si algunas veces
    advierte
    que la miro a los ojos,
    y una veta de amor
    reconoce en los míos,
    no alerte sus fusiles
    ni piense que deliro;
    a pesar de la veta,
    o tal vez porque existe,
    usted puede contar
    conmigo.

    Si otras veces
    me encuentra
    huraño sin motivo,
    no piense que es flojera
    igual puede contar conmigo.

    Pero hagamos un trato:
    yo quisiera contar con usted,
    es tan lindo
    saber que usted existe,
    uno se siente vivo;
    y cuando digo esto
    quiero decir contar
    aunque sea hasta dos,
    aunque sea hasta cinco.

    No ya para que acuda
    presurosa en mi auxilio,
    sino para saber
    a ciencia cierta
    que usted sabe que puede
    contar conmigo.

    ResponderEliminar
  4. Benedetti era un dios. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

    ResponderEliminar
  5. Algunos dioses deambulan entre los mortales enseñándoles lo sensibles que son.

    ResponderEliminar
  6. Fantasmagóricos y reales. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

    ResponderEliminar