martes, 18 de junio de 2013

Ojo conmigo...

Yo no soy quién aparento ser. No quiero darme importancia, pero soy importante y vivo la vida con mucha acción.
 
Resulta que ayer estuve de invitado en un debate de televisión. Soy imprescindible en muchos asuntos, más que nada por mi talento. Por eso de cuando en vez me invitan a debates para saber la verdad, que no es otra que mi opinión. No diré el nombre del programa ni el canal de televisión porque no me interesa que se abra una guerra de audiencias. Vivo de cerca el mundo de la televisión y siento lástima por sus porcientos de audiencias. No miento cuando digo que me he negado a participar en muchos programas de televisión por no estar a mi altura intelectual. Los hay que cuando hablan sus invitados más parece que estoy en las fiestas de mi pueblo con su infernal ruido enlatado. Solo ruido. Nada dicen que merezca la pena. A dona nunca la dejé ver esos programas por su carácter depresivo.
 
El debate de ayer trataba sobre unos estudios cuyos resultados fueron publicados recientemente por una revista científica, la cual, deja meridianamente claro que la mujer tiene la suprema facultad de hacer sentir al hombre en la obligación de realizar los quehaceres domésticos. Y no puedo decir más porque el debate aún no se ha emitido. Pero tengo un amigo que es el vivo ejemplo del drama, no diré su nombre para preservar su intimidad. (La gente importante no podemos decir lo que sabemos... acabaríamos en la cárcel). Resulta que su esposa le hace creer que es "obligación suya tender la ropa después de la colada". Y más, pero no diré para no amancillar su orgullo. Solo diré que al final le hace "la prueba del algodón". Es una pena de amigo. Mi amigo, por santo, un día dará en loco. Por eso, aprovechando unos "favores", le concerté una cita de urgencias con una psiquiatra "amiga" de mucho prestigio. (Lamento decir a los que pacientemente esperan, que lo de "qué hay de lo mío" sigue vigente. Que si no eres importante o conoces a alguien que lo es, o mismamente seas la infanta... en fin, es otro tema del que no puedo hablar. Como el de los sobres del PP). Hablando del PP (dejo a mi amigo "mandilón" que se espabile solo), confieso que me gustaría ser presidente o vicepresidenta del gobierno. ¡Despacharía los problemas que aquejan al pueblo en un verbo!. No sé, tal vez me falten apoyos, y dinero: soy importante por mi talento y para ser político hay que ser burro como ellos... Además, presumo que ni mis amigas me votarían... Ay, el pueblo pierde a un gran político, un estadista, un líder carismático. El pueblo siempre pierde, como mi amigo. Por cierto, cómo acabaría con la psiquiatra, más tarde le llamaré para saber... Si ya está loco o aún le quedan azulejos por limpiar.

2 comentarios:

  1. ¡Guau! ¡Saliste en la tele! La importancia de ser importante.
    ¿Guerra de audiencias? ¡Ajaaaa!
    Pobre de tu amigo, tan lejos de tu psiquiatra y tan cerca de su mujer.

    Antes de volverse loco debe dejar todo limpio, ¡Pos este! ¡Haga todo y de buen modo!

    ¿Neta, saliste en la tele? ¡Guau!

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  2. Por eso digo: Ojo conmigo... Ser importante y creérselo es una gracia. Es como morir de éxitos, ay. Muchas gracia. Beso.

    Salud.

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