Gracias...

"Como faro en la niebla, espero tu regreso al alba. ¡No me abandones!".
 

Una amiga me envía un "emilio" y me dice: "Buenos días". Y no me dice más. Me tiene preocupado. Yo no sé qué puedo hacer para ayudarla... Una amiga me lee en la noche desvelada y no siempre me entiende... Ni yo me entiendo, le digo. Yo me releo por si llego a saber por qué o cuándo y a qué fin. Me interesa conocerme. Una amiga creo que sabe de ella más que yo de mí. Y no es bueno saber todo de uno. Lo digo en serio.
  

Si hay alguien que me lee, además de mi amiga en la noche desvelada, se dará cuenta que no sé apenas de lo que escribo. Quiero decir que escribo de todo y no sé de casi nada. Pero a veces escribo de lo que sé y al final siempre pido disculpas por sacar mis miserias a pasear... Mis miserias no importan a nadie, pero a veces tengo que soltar amarras... Todo ocurre en un verbo, porque en realidad prefiero ir a Les Seniaes a gritar. Ella es más de escribir de su vida y sus sentimientos. ¡Joder dona, eso sí que duele!.
  

De cuando en vez tengo que poner en práctica lo que predico, son experiencias que esconden grandes pérdidas. Lamentables horrores. Digo que cuando escribo me apriete el pecho ante la sensación que genera un vínculo que une por medio del corazón. Sin duda escribo para quien me lee, pero cuando sé quién me lee la cosa se complica y escribo en los márgenes... de ahí que no siempre sé lo que escribo... De tanto escribir llego a tener una complicidad conmigo que me asusta. A una amiga le doy las gracias por darme un poco de ella, que es mucho más de lo que nadie me ha dado... Desde que la conozco he crecido en confidencialidad. Continuaré escribiendo sabiendo que ella me lee en la noche desvelada, y que al alba me dirá buenos días. A una amiga la quiero y no sé cómo decírselo... Mientras encuentro la manera, simplemente le diré, gracias... por haberte conocido.