miércoles, 15 de mayo de 2013

Me remito a Aristóteles

"Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos". Aristóteles

Pudiera ser en junio y aún sería primavera. Estoy impaciente. Lo cierto es que era de esperar. Si la viera de nuevo sería un fracaso. Yo no quiero volver, yo no quiero más palabras de amor que la acompañen. Yo no quiero un amor que infiel me niege. Un amor a contracorriente. Amante incondicional para las noches desveladas.

Entre nuestras casas media un río. Un río cercano pero sin puente. Un río poblado de árboles sin hojas. La luna baja cada noche para iluminar el río cuando apenas son quince minutos a pie. Morena de ojos negro azabache, empiezo a comprender los sentimientos que no pueden a pesar de los sueños y guardar silencio. La veré quizás algún día y volveré a sentir la misma emoción que nunca me abandono. Si ella supiera...

Tal vez encuentre una escusa banal para acercarme a ella siempre discreta. Cada vez que la veo gana mi atención. Luego como siempre: -¿Cómo estás? Mientras, se amontonan los recuerdos. -Yo bien, ¿y tú? Tengo recuerdos confusos en mi mente. Bien, bien, sí, bien: Si acaso más desilusionada que ayer. Tal vez debiéramos de ir más allá de las buenas intenciones... (Suele pasar cuando los sentimientos no han pasado antes por los sentidos).

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