sábado, 6 de abril de 2013

Un viejo nostálgico (I)

... y me dijo: "Entonces, ¿qué hace un ser padeciendo los grandes rigores de una sociedad donde los valores y los derechos están resquebrajados; donde la palabra se tambalea sin eco y las puertas se cierran unas contra otras porque la solidaridad es asunto del pasado? ¿Cómo vas a pensar en otras poesías? ¿O acaso son otras prioridades las que te perjudican, porque las necesidades materiales te confunden y te encuentras en baja forma? Si así fuera, sería entendible que la angustia y la desesperación te lleven a cometer errores imprevistos; así como unos buscan su acercamiento a la fe de grupos o colectivos paranormales, otros se dirigen hacia las perniciosas practicas del crimen en sus diversas manifestaciones. Para encontrar el buen camino primero has de saber lo que buscas. Debes aprender de los pasos primordiales de la reflexión, las cuales deben ser diarias. Hacer autoanálisis. Tratar de corregir tu niebla mental; hazte justicia, perdónate y deja de cantar lamentos como si fueras culpable; fortalece tus deseos de ser cada día mejor con mayor entusiasmo. Estimular la verdad con consciencia colectiva es un error. Mejor crea tu propia consciencia, así los desastres de tu existencia serán menores".

4 comentarios:

  1. Los pasos primordiales de la reflexión trastabillean cada día que temo no poder caminar derecha sin culpas.

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  2. ¿Y quién no teme o se teme? Pero de ahí a sentirse culpable...
    El Sabina dice que cumplir años crea adicción... y va a ser eso, que nos hacemos viejos... O no, y el asunto es que por fuera nos ven viejos y por dentro... por donde somos jóvenes, que lo somos, claro, aunque nadie nos ve. Pues ellos se lo pierden, porque realmente somos jóvenes y alegres, aunque de cuando en vez lo disimulamos para no dar qué decir... Ni envidia. Muchas gracias. Beso.

    Salud

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  3. Hoy me sentí mas joven de lo que a veces me siento, cuando me subí a un juego de feria infantil. Sin miedo al ridículo deje que mi espíritu volara libre en compañía de mis gritos temerosos. La vieja quejumbrosa que se subió al juego, bajo convertida en niña. No se, leyendote a estas horas de la madrugada te lo quise contar.

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  4. Y me haces muy feliz... Hoy, a medio día, miraré al cielo por donde sale el sol, y te dedicaré una sonrisa amiga en un día de amistad que me prometieron pasar. Muchas gracias. Beso.

    Salud

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