sábado, 9 de febrero de 2013

A la amiga ida

Debe ser triste ir por la vida sin más camino que el de siempre, sin más nombre que el mismo nombre. Debe ser triste, muy triste, que las canas te saluden, los años te pasen por encima, el dolor te abrace el alma y al llegar el invierno alguien te diga: "En el Cielo nunca importa dónde se llegue, qué metas se alcancen o qué propósitos se enmienden, es en la Tierra donde importa, aunque alguna van tan perdidas que nunca encontrarán su propio destino".

Un día que le hable de ti a mi amigo Eugenio, me aconsejó desconfiar de quién que no tuviera alegrías que cantar. Yo sabía que tú no tenías alegrías que cantar, sin embargo, confíe en ti, cómo sino, podría un corazón enamorado no romperse en mil pedazos cuando pierde el aliento que le da la vida: Tu caso, por eso confié en ti. Y porque creo que es importante no olvidar que las cicatrices del corazón son las que nos dan fortaleza y comprensión. Un corazón intacto es un corazón estéril que nunca sabrá de las alegrías que siguen al dolor de alma. Pero el tiempo pasa y corre en tu contra, así que harías bien si de cuando en vez jugaras a contar estrellas, si te dejaras robar un beso en un descuido, si amaras al amor y le regalaras un poco de ti. Necesitas aceptar la realidad, ya pasó el tiempo de ir de infeliz por la vida curtida de resentimientos. Tu vida debe ser otra, como la de antes quizá, que tenía que ver con la alegría, con elegir un camino y seguirlo hasta el final, con trabajar duro por tus ideales y asumir responsabilidades con decoro. Porque necesitas vencer todos tus miedos y, si fuera preciso, estar dispuesta a pagar por tus sueños el precio que te pidan.

Ay, dona, ya lo sé, reconozco que Eugenio tenía razón, que no debí confiar en alguien así, pero él sabe que yo solo quería ser para ella alguien en el que pudiera confiar los próximos cien años. Sin embargo, ha elegido irse: Adiós. Ha elegido llorarnos. Así que a partir de ahora nosotros seremos los muertos. Pero unas palabras le diremos para que no se confunda: "No estés triste por nosotros, no queremos que nadie nos recuerde con pena, porque nosotros solos nos bastamos para abrir cada día un camino esperanzador, cultivar nuestros sueños, crear nuestras propias ilusiones y acariciar nuevos amaneceres entre risas y ladridos. Porque nosotros solos nos bastamos para vivir el momento como quijotes defendiendo siempre el derecho a ser libres. Y ser felices. Por eso, y porque la vida debe continuar a pesar de los pesares, siempre nos quedará aquel día idéntico al de hoy, bajo idéntico cielo...".

Qué te parece si le decimos que ya nos hemos vuelto olvidadizos, que apenas sabemos quién era, que no recordamos su risa y su mirada... Porque en nuestra vida siempre es más lo que olvidamos que lo que recordamos y, a Dios gracias, de viejos, nos las hemos arreglado tan solo para no olvidar lo verdaderamente importante. Y sin embargo...

6 comentarios:

  1. Escribes maravilloso. Felicitaciones. Estaré a menudo por aquí con tu permiso. Ya te sigo. Un abrazo, Lou

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  2. Me alegra leer eso. Tú ssí que ecribes genial. Muchas gracias. Beso.

    Salud

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  3. Hola pasaba por aquí y si me lo permites me quedo. Un SALUDO

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