miércoles, 9 de enero de 2013

Un partido político no tiene dueño

Unió Democràtica de Catalunya.

Y digo que no tiene dueño porque no lo tiene. Como las vacas de mi pueblo. Ejemplo: Un coche va por los Picos de Europa y se estrella contra una vaca, no hay duda, el coche culpable y paga los desperfectos. Por el contrario, si una vaca va por la Diagonal de Barcelona y se estrella contra un coche, la vaca paga los desperfectos. Tampoco hay duda. Se puede decir que se parece o no al "Caso Pallerols", pero yo lo veo tal cual.

Algunos medios medios de comunicación dicen que Josep Antoni Duran i Lleida tiene que dimitir porque así lo dijo en el año 2000 si se demostraba que existía fraude en las cuentas de Unió Democràtica de Catalunya. Pues bien, un portavoz de Unió Democràtica de Catalunya admitió que se financió ilegalmente pero no quiso hacer ninguna valoración política del caso. Naturalmente que no quiso, y no quiso porque un partido político no tiene dueño, como la vaca de Barcelona o el coche de los Picos de Europa. Y si no hay dueño no hay caso.

En serio, la inmensa mayoría de los políticos de nuestro país llevan más o menos treinta años con el culo pegado al escaño. Con eso quiero decir que, confesos o no, imputados o no, todos tienen los bolsillos llenos. Entonces, ¿quién con dos dedos de frente quiere que dimitan si luego "otro vendrá que bueno me hará"? Hagan memoria. Si nos ponemos en esas, y recordamos no más allá de esta semana, empezando por Rajoy y las dietas que cobra al desplazarse desde Galicia al Palacio de la Moncloa. Y los cuatro ministros. Y los 58 diputados. O la rubio manchego y su sueldo de diputada en Castilla la Mancha que no declaró porque un descuido lo tiene cualquiera. Por favor, el señor Duran i Lleida no puede ni debe dimitir. Las cosas claras. A no ser que queramos renovar el fondo de armario.

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