domingo, 20 de enero de 2013

Lluvia de lágrimas

Está ocurriendo. Llueve, y poco a poco el río va completando el caudal acostumbrado para estas fechas con lluvia de lágrimas. Una crónica de dolor que narra este buscar el camino que una vida ha iniciado con la complicidad del silencio y algún poema.

Lluvia de lágrimas que, indiferente e irresponsable, en más de mil noches de desvelos han surcado por las arrugas de mi piel como un anticipo de esas tardes imposibles de café negro y versos de Ángel González, frente a frente, con miradas que invitaban a celebrar conocernos sin máscaras, sin mentiras, tal que una amistad de bien, sincera, que inexorablemente debiera conducirnos a inventar el mundo, a vivir circunstancias que nos ayudaran a evitar que mueran las horas y se distraiga la tarde.

Lluvia de lágrimas, frente a un mar en calma, serían el complemento ideal para que Dios repartiera suerte y Afrodita besos. Pero cuando las lágrimas vienen con encomiendas de ausencias y ráfagas de dolor, solo hacen que evidenciar la pobreza del alma desnudando miserias ante la propia realidad.

Ya ves... lluvia de lágrimas... amor. Esa lluvia que ahora derraman mis ojos no tiene más romanticismo que la muerte, ni más abrazos que el llanto de quién solo es lo que valen sus palabras. Palabras, solo palabras, palabras de los miserables, de los olvidados de los dioses y la poesía, de los que las palabras no son una bendición sino amenaza. Qué diabólicas pueden ser las palabras cuando no vienen acompañadas de la mano de Dios o del fulgor candente de unos ojos decidores... A esta hora de dolor solo quiero llorar bajo la lluvia. Porque llueve y llueve y sigue lloviendo y yo... lluvia de lágrimas... Amor.

2 comentarios:

  1. Parece que todos lloramos y el tiempo acompaña...besos

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  2. Muchas gracias. Sí, el tiempo acompaña... y ayuda. Beso.

    Salud

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