lunes, 21 de enero de 2013

Escribir

Asumo que escribir es un privilegio, a la vez que un compromiso de gran responsabilidad porque la palabra es poderosa. Con ella se puede construir o destruir. Se puede causar esplendor, traumas o inmundicias, y demasiado a menudo se utiliza sin que se ponderen sus efectos.

La Literatura es un campo en el que se ejerce ampliamente la libertad -algo fundamental en mi vida- y ofrece infinitas posibilidades para la creación: construir realidades dentro y fuera de la ficción. Desde el día que alguien me dijo: "escribe y calla", busqué obediente la forma de hacerlo alto y claro. Sin embargo, el arte de escribir es cosa de escritores, periodistas y profesionales con talento que dominan el oficio, así que yo solo podía aspirar a escribir a las puertas del silencio. Pero encontré la manera de escribir sin complejos, y ahora escribo a diario y eso me llena de estímulos y me encharca el alma de paz. Pero si algún día no disfrutara escribiendo o me hiciera sufrir lo dejaría en el acto. De viejo, sé que el día ya se encarga de darnos suficientes dosis de sufrimientos inesperados que debemos sortear como para que, escribir, y hablo por mí, me avinagre la vida. Así que no me interesa hacer nada que no me haga feliz. Pero éste no es el caso: descubrir mi inclinación hacia la Literatura es de las mejores cosas que me han podido ocurrido en la vida, me ha enriquecido y, sin duda, las perspectivas que me ha aportado ha contribuido a pinchar mi imaginación y a entenderme mejor, incluso puede que a los demás. Sea como sea, escribir me ha mantenido en la búsqueda constante de cosas que se me antojan interesantes para ser contadas, y he llegado al convencimiento que no puedo detenerme y que mientras más escribo más revitalizo mi mente y amplío mis conocimientos sobre la vida y sus caprichos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario