domingo, 9 de diciembre de 2012

Una dama y una esperanza

Hay días que sin saber por qué, a uno le apetece conquistar el mundo, y no solo le apetece, sino que se siente capaz y quiere porque sí. Son días en los que uno está llamado a celebrar el instante mágico que la vida le depara por simplemente ver amanecer.

Hay días que sin saber por qué, a uno las cosas le salen bien y desea ponerse al servicio de la vida. Y lo tiene que hacer porque las cosas no ocurren por casualidad y lo sabe. Para ello, simplemente se deja llevar sin miedo a lo que pueda suceder. Loar al amor; loar a la santa poesía; loar a una dama y una esperanza. Uno no se puede defraudar ni fallarle. El camino a seguir no importa, será el que sea, porque vive el día confiado. Se trata de enaltecer el sueño de la vida. El propio sustento: amor y poesía.

Una amiga me dice que siempre hay un Ángel que nos guía por el camino de la salvación. Ella es creyente en su Dios. Lo cierto es que ella es el Ángel. Su apoyo en momentos de desahucio mental me alentó. Bendito su amor.

Yo que tantas veces vi el dedo y nunca el sol. Estúpido, aún más allá de la necedad, estúpido, me invento deslealtades donde no hay más que miedo. No es falsedad, es miedo a entregarme sin condiciones, y así camino de mal en peor por donde voy sin hacer camino. He de volver a la verdad, a su santa poesía. Los días pasan enfermizos desconfiado de sus ojos y su mirada esperando devastadoras lágrimas cayendo del cielo.

No se trata de amar al amor y ya está, sino de ponerle santo y seña y acogerlo en el alma. Es la esperanza. Y en eso estamos, pero como casi todo, depende de María, la Magdalena. Veremos.

2 comentarios: