viernes, 21 de diciembre de 2012

Si te conozco bien...

Te imagino con tu mirada chispeante y la risa sonajero... Apenas eres y ya no podría vivir sin ti. Sin haber nacido ya has creado un mundo diferente para dos corazones que se creían inalterables. Ahora tu padre y yo somos mejores, con sonrisas más sinceras y cariños desmedidos. Sin nacer has conseguido ese milagro. Te deseábamos tanto que habíamos dejado de lado alguno de nuestros quereres. Tú, nuestra bendición. Y cada día hablando de ti... de tu furturo: nos tienes únicos. Nos gusta soñar contigo y con un mundo mejor, renovado, un mundo diferente en el que la vida no tenga que girar alrededor del afán desenfrenado por la supervivencia. Un mundo que no sé si seremos capaces de darte... Quizá tú y otras generaciones venideras tengáis que hacer algo para que sea más humano y no tan gris con la naturaleza. He de confesarte que nosotros no hemos hemos sido honestos. Pero ajenos al mundo que trasciende a tu entorno estarás tú para engrandecerlo. Bendito amor.

Ya tenemos decorada tu habitación, pero no te contaré cómo, será una sorpresa, solo que es muy alegre, no te diré nada hasta que tú la veas. Pero sí te digo que tu padre te ha comprado una piscina y un columpio y una bicicleta... Está loco ¡mira tú!, dice que no hay problema, que serás mayor muy pronto, y que mientras, él te cuidará para que no te hagas daño... si aún no has nacido, no se da cuenta. Por cierto, no te digo si serás niña o niño porque no lo sabemos... Dios dirá. Y luego vendrán las prisas para elegirte nombre, si niño... si niña... y qué importa, aunque ya tenemos algunos nombres pensados. Papá dice que acabarás eligiéndolo tú... Ay, mucho nos tendrás que perdonar cuando nos conozcas por decir y hacer tantas cosas a veces sin sentido, aunque todas son pensando en ti, en tu bienestar: queremos que seas muy feliz. Sabes qué, hablo a todas horas contigo y aún no te he dicho cómo nos llamamos papá y yo... ¡qué cabeza la mía!. Él se llama Martín y yo Roxana, papá y mamá para ti, y llevamos juntos... los dos llevamos juntos una vida, y muy pronto seremos tres, Trisquel, tres amores: aprendizaje y trinidad, pasado, presente y futuro. También tendrás abuelos que ya te quieren sin conocerte. Y también querrán gobernar tus cosas... no sé cómo acabaremos... Algo tendré que hacer porque yo te quiero solo mío y de papá: nuestro bebe: tú, bendito amor. Quizá no comprendas porqué sin haber nacido ya te queremos de esta manera tan brutal: eres un hijo muy deseado, tanto, mi amor, que ahora que eres real... ahora que te siento tan dentro de mí... ahora... mi vida... mejor te lo explico cuando nazcas y nos regales tu mirada chispeante y la sonrisa sonajero tierna y amplia.

Quiero que sepas que no puedes esperar muchos lujos, pero eso no debe preocuparte, porque tú nunca padecerás estrecheces, nos tienes a nosotros... nos tienes... siempre nos tendrás, mi vida. Seguro que no entiendas todo lo que te digo... ni yo misma me entiendo; y es que mezclo las cosas: te hablo de una y otras y nada tienen que ver una con las otras... Son cosas que te irán ocurriendo... y yo estaré presente para traducirlas. Creo que ya es hora de que me despida de ti, mañana tengo que madrugar para ir al trabajo. Otra, no te dije en que trabajo... ni tu padre, pero ya es tarde, mañana seguiremos con nuestras cosas, hablando y haciendo planes. Con tus latidos dentro de mí te deseo felices sueños. Que descanses, mi amor. Hasta mañana si Dios quiere. Y querrá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario