viernes, 30 de noviembre de 2012

El amor que fue

La desorganización en mi mente raya la mezquindad. Estoy situado en la raya justo en el abismo de un escote. ¡Sálvese quien pueda!. No, pero mi mente absurda es un desatino que debo enmendar con ayuda de una amiga, del alma amiga, mi mejor amiga. El amor que fue.

Y entonces, porque hablo de ella, apelo al amor para decirle que el agua sigue corriendo por la margen derecha del río en las noches desveladas. Que solo y aislado me encuentro con el pensamiento descalabrado, y que ya no es primavera ni lo será nunca porque la paz en mi mente es un porvenir sin augurios. En la margen derecha del río resbalo en la prosa que no quiere alejarse ni acercarse porque dice que la tormenta se la tragó y aún reposa en el río... y su pelo, y su rostro, y su mirada, y sus manos emparedando su cara. ¿El amor que fue?

La soledad mal llevada es el espacio donde afloran los recuerdos, donde la angustia se desdobla y la fantasía... Tu cuerpo desnudo se hace poesía. Fantasía en la noche. Vives real en mis sueños, fantasmagórica y real vives en mí. Alivio del alma que naciste de un descuido donde la ternura jamás negó tu poesía, recuerda, en las noches desveladas las sombras de la noche que a veces cubren la margen derecha del río nunca presagiaron fracaso. (El entusiasmo por descubrir: necesito nacer en ti para creer).

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