sábado, 6 de octubre de 2012

¿Por qué nadie me regala una rosa?

Ayer noche, una cadena de radio emitió un programa especial sobre la tormenta de agua y viento que asoló parte de Andalucía y Murcia, y en especial Lorca. ¿Qué pecado habrá cometido Lorca para que la madre naturaleza le infrinja tanto dolor? Ayer noche, me dormí escuchando la radio y creo haber soñado que vivía en un país donde los diputados se ganaban su salario sin que el jefe les tuviera que enviar una carta con acuse de recibo para que asistieran al trabajo. O no, que no es salario, el salario es además, eran comisiones. Los diputados en ese país cobraban 584€ de comisiones ("intermediar en negocios" según la RAE). Duermo y sueño y me desvelo. Esto es una pesadilla, no es un sueño es la maldita realidad. Me quiero ir de esta realidad y no puedo. Entonces me doy cuenta que es sábado de los fieles difuntos y que soy viejo. De joven creía que los viejos siempre tenían razón, tal vez por las experiencias vividas. Pero no, nos dan la razón, pero no la tenemos, ni sabemos dónde se encuentra. De viejo me doy cuenta que de joven estaba equivocado. Y me conformaría con ser capaz de admitir la realidad sin romperme.

Cada día que pasa soy más viejo. Cada día que pasa leo la prensa arrepentido. Cada día que pasa me invento ilusionado una realidad distinta. Una emoción. Una sonrisa. Una rosa, ¿una rosa? Sí, ¿por qué nadie me regala una rosa? Estoy convencido que el amor es la respuesta a todo, incluida la solidaridad. Y la santa poesía que intermedia en este negocio que es la vida explicando las cosas sin comisiones. (¡Dales caña jefe!). Me llama Eugenio, es la hora del café, vuelvo ahora.

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