viernes, 7 de septiembre de 2012

Mi mente tranquila

Antes dije de la mente tranquila, y esto es algo que no puedo pasar por alto. Yo nunca tuve la mente tranquila. Ni por conveniencia. Mi mente va de por libre, va a lo suyo sin importarle yo para nada. Mi mente preside todo mi cuerpo. Mi mente es un problema para mí. Yo no pinto nada. Digo que pienso y hago, y, ausente, mi mente absurda me obliga a ello. Es como ella, incomprensible a todas luces.

Me gustaría saber de mi mente, saber el por qué de su comportamiento. Lo que conoce y no demuestra, lo que esconde, y, sobre todo, me gustaría saber qué ha hecho con mi memoria. Leo por ahí que tiene hemisferios como la Tierra, y que zonas concretas llevan a cabo funciones específicas. Que se subdivide en cuatro partes siguiendo una estructura anatómica. No entiendo nada, aunque al parecer, ella hace posible mi vida. Si es así, se lo tengo que agradecer. A mí, y no es por fanfarronear, mi vida me gusta. A pesar de mi déficit cognitivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario