lunes, 25 de junio de 2012

Se busca una señora

Se busca una señora, y se ofrece una alta recompensa por ella: Es culta, bella, transparente, tiene ojos que muestran en sus pupilas paisajes de amaneceres sin nubarrones, su voz carece de ansias y quejidos, y siempre va sonriendo y ofreciendo los mejores augurios. Si alguien la ve (téngase en cuenta que es muy hábil para escabullirse), túmbenla en el suelo, atenla fuerte con cuerdas (no se preocupen que nunca dejará de sonreír), y arrástrenla como puedan por las calles de la ciudad; ícenla como bandera en lo más alto y después pongan a los parias del hambre, a las madres en trance de parir, a los desesperados de tanta mala espera, a los derrotados por la fortuna, a los desahuciados del amor, a los enfermos, a los desalojados de su vivienda, a los sin techo, a los damnificados por ausencias que simplemente la vean y la oigan en solemne silencio. Se hace llamar Esperanza, y dicen que se la puede encontrar discreta y fugaz bailando desaprensivamente y tonteando con cualquiera.

Escribo tu nombre en el filo de la desesperación... Esperanza.
     
Te extiendo la mano luchando entre la ansiedad del deseo y la resonancia del silencio.
  
Te separo de las demás,
única, discreta y cierta;
te imagino y me fortalezco,
y como símbolo fresco de la vida te abrazo
.

Te envuelvo en mi corazón como cuerda vocal que busca su instrumento y te escucho en el sonido de mi aliento.
  
Te he nombrado y no has querido...
te necesito para seguir...
pero te resistes y no vienes...
 
¿Por qué?
Y aún así no puedo vivir sin ti.

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