jueves, 28 de junio de 2012

Amor tibio

Tuyos los ojos y de ellos la mirada. Tuyos los cabellos negro azabache. Tuyos los silencios. Tuyos los gemidos. Tuyos los susurros. Tuyos los nervios de mis caricias. Tuyos mis besos. Tuyos mis versos. Tuyos mis recuerdos. Tuyos mis sueños. Tuyos los márgenes y las entrelineas. Tuyos los interrogantes y los puntos suspensivos. Tuyos mis escritos. Todo es tuyo. Yo no tengo nada.

Uno tiene escrito por ahí una oda a la mujer que ama por su sexo, pero también por sus pensamientos, sus valores, sus desvelos, sus confidencias, su bondad, su humanidad. Lo primero se resuelve en un verbo, y queda el resto del día para construir la vida. Lo que un hombre necesita en los años altos de la vida no es una enfermera que finja, sino un amor tibio a quien seguir amando más allá del éxtasis de los cuerpos.

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