miércoles, 11 de abril de 2012

Un sudario de sangre

Si después de una vida de luchas democráticas, los señores dueños de los partidos políticos nos pagan con la indiferencia y la pobreza, nada ha merecido la pena. Ahora llegarán los lamentos. Ahí está la tragedia.
  
Llevo unos días resfriado, y puede que sea más bien alergia. Alergia a la clase dirigente de este país. Incapaz de mejorar la vida de sus conciudadanos. Y todo apunta que no tendremos tregua, descanso ni sosiego por unos años. Alguien debería explicarle al señor Rajoy que él no resucitará en domingo. Fanático de los recortes, qué le ocurre. Se suponía que venía con las claves necesarias para salir de la crisis sin perjudicar la calidad de vida de los más necesitados. El Estado del Bienestar. Nos ha defraudado, engañado. Que vaya o no al cielo me importa un carajo, pero qué si no vuelve a Alemania a rendirle cuenta a la Merkel y se las da a los españoles en el Congreso de los Diputados?
 
Esta tragedia, como los amores impertinentes, amenaza con volver. Aún nos queda mucho por padecer. ¿Y serán seis millones los parados a fin de año o siete? Es la historia de recortes repetida envuelta en un sudario de sangre.

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