miércoles, 11 de abril de 2012

Si hoy fuera 11 de abril

Si hoy fuera 11 de abril, si fuera un día para recordar sin reflexionar sobre el valor y el coraje de vivir sin respetar las promesas. Si alguien me dijera... Si hoy fuera 11 de abril.

Me interesa saber cómo será el sabor que deja la mentira en la conciencia. Qué motiva el cinismo, el autoengaño o a la ausencia de resaca moral. Qué le está pasando a tanta gente que se juega el peaje a los cielos malviviendo en la tierra, claudicando por ser infieles a sí mismos.

Cuando espero mi turno en el centro de salud veo rostros demacrados y ojos temerosos; miedos, angustias y demasiadas tristezas. Tal parece que vivimos entreteniendo el inconsciente con placeres de colores sin receta para que nadie se movilice, despierte, ni demande asumir la realidad.

Si la conciencia es un grado superior de madurez nos debiera servir para ser conscientemente mejores. ¿Qué no lo somos? Sí, que nadie se engañe. Pero, ¿merece la pena vivir conscientemente auténticos para estar existencialmente realizados? ¿Debemos cumplir las órdenes de la conciencia para que de una forma racional y objetiva discriminemos la inconsciencia, o debemos vivir de forma indiferente pasando de la conciencia para gozar de la inconsciencia sin remordimiento?

No me salen las cuentas. La María me juzgará un día y temo me condene por escribir sin saber de qué hablo, por escuchar al Sabina, o leer al poeta Ángel, y sobre todo, por hacerle caso a mi conciencia en un día tan lleno de soberbia política... Ideal, por otra parte, para en digna indiscreción hablar de alguien que ayer preparó el equipaje llenándolo de esperanzas, utopías, y un nuevo amor.

Inconscientes siempre hubo, conscientes también, lo que ocurre es que ahora, además, algunos conscientes somos desmemoriados. Porque el trasfondo es otro; como siempre la verdad no es mi fuerte: la pregunta, lo que necesito saber para darle paz a mi alma es si un corazón pudo amar un día 11 de abril de un año en el calendario.

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