viernes, 6 de abril de 2012

Nada es fácil

Para muchas personas la vida es una carrera destructiva para alcanzar metas personales relacionadas con la prosperidad material y las apariencias, y no para instruirse espiritualmente o alcanzar la plenitud en el amor. Todo es acumular, amontonar, y en eso estamos este viernes de fiar. La vida para estas personas se vuelve un afán insaciable, no tienen tiempo para nada, ni para entregarse a su propio bienestar. Ni a su familia.

El mejor consejo es el que no se da (o no se recibe) pero igual en estas fechas de hacer y deshacer nos vendría bien replantearnos la vida. ¿Y entonces? El que te quiere de verdad lo tienes harto. Tu convicción de que nada es fácil. Que todo lo que te propones alcanzar amerita de un gran esfuerzo y que la vida te ha sido concedida para trabajar y vencer los obstáculos que te salen al paso. Y que eso es lo primero... ¿A quién quieres engañar? ¡Que me tienes harto!.

Hace unos días, una amiga me decía con amargura (eso sí, mis amigas son un drama, de un apenas hacen una telenovela) que se pasó la vida trabajando para que a su familia no le faltara de nada (tiene pareja, pero como si tuviera un tío en Granada), que si pudiera daría marcha atrás para volver a disfrutar de la familia. Se lamenta de no haber visto crecer a sus hijos. Pero ya le pasó la hora, porque sus hijos son mayores y no la necesitan. Ahora está jubilada y le sobra ese tiempo, pero ya es tarde. A veces solo al final del camino nos percatamos de lo que realmente importa, que fue todo lo contrario a lo que hicimos, y ya no valen lamentos. Por cierto, ahora vengo del hospital, no me dejaron pasar a verla, está en la UVI. De momento hay que esperar.

Hoy, un viernes de fiar, además de santo, es ideal para tratar de alcanzar esas quimeras que a veces parecen alejarse porque de manera insensata tratamos de bloquear. Porque nada sería más fácil para mí ¿? que sacudirte las alforjas para ver si te enterabas de las posibilidades que tienes de triunfar en la vida. Para ello debes contar con el apoyo de tu familia, de tus compañeros de trabajo, de tus amigos. Y de otras personas que igual que tú, saben tarde que nada es fácil, pero que todo se puede alcanzar cuando se lucha y se persevera buscando el equilibrio necesario. Hablo de la familia. De la felicidad que no será completa si no se comparte. Aunque al final todo se comparte... sino en la tierra en el cielo.

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