A mi amiga más breve

El paraíso, Mario Benedetti.

Los verdugos suelen ser católicos
creen en la santísima trinidad
y martirizan al prójimo como un medio
de combatir al anticristo
pero cuando mueren no van al cielo
Porque allí no aceptan asesinos.

Sus víctimas en cambio son mártires
y hasta podrían ser ángeles o santos
prefieren ser deshechos antes que traicionar
pero tampoco van al cielo
porque no creen que el cielo exista.

El 17 de mayo del 2009 falleció Mario Benedetti, poeta del amor y de la vida, tras 88 erráticos pero prolíficos años en este universo. Amigo de una amiga, y aunque sé de cierto que ella no está de acuerdo con este poema, murió sin conocerla. Con el mayor de los respetos, él se lo perdió. Pero yo no, y digo que:

Sin ti, no existiría la amistad con todas sus tristezas agravantes y luminosas atenuantes. Sin ti, el tiempo primigenio (dicho con la propiedad del término), hubiera sido simplemente un espacio cargado de silencios sin cronistas ni leyendas. Sin ti, el amor sería estéril, penosamente irresoluto y sin futuro. Sin ti, la palabra no le hubiera dado nombre a la santa poesía... Y sin ti, tan siquiera existiría en mi mundo onírico para rendirte esta oda mínima por lo que eres: mi amiga más breve, discreta, paciente y sencilla; la más alejada (nada menos que un océano) y abusada por la vida a veces; la menos visceral y, sin embargo, la más importante de todas mis amigas porque me enseñaste amar a la palabra en su versión escrita. (Poesía). Desde el más remoto de mis pensamientos hasta que se diluya el recuerdo de mi existencia en el futuro infinito siempre te querré.