miércoles, 29 de febrero de 2012

¿Tú qué?

No conviene hacerse a la idea de que nuestras propuestas se harán realidad porque pueden ser motivo de grandes decepciones... Pero eso no quita que no debamos hacerle propuestas a la vida. Una y otra y mil una. Porque, a pesar de lo que algunos sostienen que todo está escrito ¿? no lo está. Y tengo pruebas. Yo soy la evidencia de que se puede alcanzar lo máximo, y no hablo de bienes materiales, sino de vida. Hay que ser optimistas siempre y esperar que ocurra lo mejor... Los milagros existen. Entonces, ¿por qué no creer que las propuestas que hacemos son un anticipo de la realidad? ¿Qué hay de lo mío? Fe, siempre hay que ser optimista y tener Fe. No quiero dármelas de importante más allá de mi familia, pero todas mis propuestas en la vida, propósitos, utopías o sueños, en su mayoría se han cumplido. El optimismo orienta aptitudes positivas hacia un futuro mejor. Quien, al contrario, anda por la vida cantando miserias asegura inevitables fracasos. Optimista hablo de mí, pero, y además, qué sería de mí sin ti: la palabra. (No tengas prisa en contestarme, mientras, seguiré escribiendo al amor y la santa poesía con los humildes del corazón, también a los descuidos de María, la Magdalena, que, enamorada, últimamente anda un poco de aquella manera, despistada tal vez).

La pregunta obliga a una clara respuesta: Yo siempre optimista.

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