martes, 7 de febrero de 2012

Sirena del amor

En un mar, las brisas y sus brumas son un arma poderosa para el desconcierto. Desconcierto vestido de prudencia sin fundamento. En un mar -y no hablo de mi bendito mar de Cullera-, es frecuentado por veleros de poco calado. Un mar en calma no alegra. Un mar... Sirena del amor, un mar. Cuando llueve en la tierra se nota, llueve y todo se moja, incluso el agua se puede convertir en fuertes corrientes e inundaciones. Pero en un mar no se nota si llueve. Si llueve en un mar como mucho se mojan las gaviotas que dejan angustias, pesares y penas. Recuerdos que diezmaron las virtudes y deslizaron con astucia las vendettas, desde las aparentes sugestiones, hasta las más sanguinarias depresiones. Un mar donde sobresale la nesciencia se disemina un perfume misántropo capaz emponzoñar un sentimiento de amor. Un mar aturdido por la nostalgia. En un mar apenas quedan esperanzas. Sirena del amor. Sirena de un mar cualquiera. Sobreviviente Sirena a los ásperos y tortuosos años, ante la expiración de recios sentimientos cuyas metas quedaron atrofiadas en el fragor de una persecución tenaz y sin piedad. Ay, Sirena del amor, tu mar, tu rompeolas, tu playa donde desahogas los anhelos. Peregrina aventura vivida dentro de una turbulencia de agua marina. Sirena que aventura por los mares, ve en busca de un nuevo sol. Surca otro mar.. Sirena del amor. (Quién pudiera a ti salvarte del naufragio de tu amor).

2 comentarios:

  1. El mar siempre nos hace pensar en ese horizonte inalcanzable...

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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  2. El mar es vida. Y es cierto lo que dices.

    Salud.

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