martes, 7 de febrero de 2012

Señor director

Ayer fui al banco a solucionar unos asuntos, y, mientras esperaba en la calle a que almorzara el señor director casi me congelo. Es verdad, ya no hay respeto por las canas, ni por las mechas; que ya nadie respeta a nadie. Qué no podía almorzar en su despacho y dejarnos esperar dentro... O venir almorzado de casa. Pero es el señor director del banco, y si digo señor director, digo señor cajero, y también digo señor de la limpieza ¿? Estúpido prepotente no se da cuenta que está peor que los hipotecados que les niegan la dación. Él, que es el ejemplo de la explotación en estado puro se las da de importante porque es el señor director. Mientras, nosotros, usuarios del banco, nos tiene esperando en la calle más fría a que acabe de almorzar. Y llega, porque tenía que llegar con su camisa blanca de mi esperanza y nos dice: ¿hace frío, verdad? Se lo cree, ya lo decía... Entonces, a quien se lo cree que Dios se lo bendiga. En fin, arriba hablaba de mis asuntos y solamente era para darme importancia como el señor director, que yo no tengo asuntos pendientes por resolver. Lo que me pagan es lo que cobro y se lo llevan unos y otras; simplemente fui a ver si me dejaron algo en un descuido para llevármelo a casa.

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