sábado, 25 de febrero de 2012

¿Qué más nos queda por ver, y padecer?

Ayer, mi hija me dijo que fuera al banco y le hiciera unas gestiones. Vale. Y, como si todo el pueblo a lo mismo, aproveché para mirar las expresiones en los rostros de los que estaban a la fila como yo. Algunos tenían pena en la mirada, otros en el alma, y los más ni se les veía. Cuando se dieron cuenta de que les miraba la mayoría evitó devolverme la mirada, tal parecía que tuvieran algo que esconder... No era mi intención incomodar a mis vecinos, pero sí me interesa saber cómo les iba la vida. Rostro, cara, faz. Los ojos. Los labios. Las muecas. Los tiques nerviosos. Todo en su conjunto son síntomas delatores del estado de ánimo. Pero llegué a sentirme mal, entonces fijé la mirada en el suelo. En mi pueblo hay gente que lo está pasando regular. Hay mucho desempleo. Se vive (vivía) del campo y la construcción ¿y? Eso sí, todos llevaban el móvil como si les fuera el porvenir en ello. Que pudiera ser: una vez a mi hija la llamaron del INEM preguntando por Federico. Eso día no, que mi hija se llama Patricia, pero quién quita que otro día llamen y pregunten por Patricia y no por Federico. Los milagros ocurren. De momento no creo que mi hija encuentre trabajo. Digo mi hija y digo los cinco millones y medio que lucen el mismo rostro. La sociedad está desanimada... No nos reímos. Las risas las hemos cambiado por quejas, frustraciones, iras, indefensiones... Nos volvernos hostiles ante situaciones que tenemos que manejar a diario. Esta realidad es muy difícil de asumir. Pero no debemos perder los modales, las buenas costumbres, la educación... ¿Adónde iríamos a parar? Mi pedazo de cielo. ¿Acabaremos pegándoles a los niños por decir que ya vale de recortes en educación... y que tienen frío? ¡Qué imágenes!. Los niños y niñas, los viejos y viejas, todos, padres y profesores corriendo y la policía pegándoles sin piedad. Unos: ¡Al ataque! Otros: ¡No me pegues por favor, no me pegues. No!. ¿Acaso los niños y niñas de este país, como el dice el jefe superior de policía de Valencia, son el enemigo? La delegada del gobierno dice que fueron los niños, que la policía no hizo más que defenderse ¿? Esto del "ojo por ojo y diente por diente" nos dejará a todos ciegos y desdentados... A los niños y niñas decirles que no sean malos, que no peguen a los policías. Y a los policías decirles que el azul no luce si pega a la democracia, entonces mejor el gris. Pero eso ocurrió en el Telediario de las tres, en el de las nueve vimos cómo la policía madrileña, por orden judicial, embargaba un colegio de (con) niños de 3 a 15 años y les llevaba los pupitres, las sillas, los encerados, las tizas. Menos a los propios niños y niñas, porque comen todos los días (fijo), lo llevaron todo. ¿Qué más nos queda por ver, y padecer?

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