sábado, 18 de febrero de 2012

"No hay pan para tanto chorizo"

El dinero es la raíz principal de la mayoría de nuestros males, empezando por la familia en la que ocasiona grandes conflictos entre sus miembros. Conflictos que llegan a ser verdaderos traumas. Que no, que no podemos, que la vida está muy cara, pero mucho; que no podemos tirar de largo en asuntos dinerarios. Paradójicamente, entre los que nunca tienen suficiente y los que desean tener más, hay un elemento en común: todos dedican su afán en busca de lo mismo: el dinero, ay, don dinero. Lo cierto, se quiera o no, y al precio de la gasolina me remito (el asunto que hoy me obliga a escribir partió de una gasolinera y mi hija desempleada, o sea, que la tuve que pagar yo, y a 1,40€ el litro: adónde vamos a parar... o aparcar hasta que podamos pagarla sin que peligre llegar a final de mes. Por cierto, un día hablaremos de las pensiones que cada día son más los que viven de ellas), dado el coste de la vida, cada día dedicamos más tiempo a aumentar nuestros ingresos económicos. Yo, egoísta, me gustaría que mi hija encontrara trabajo para que ella misma se llenara el depósito (que se lo tuve que llenar yo porque olía a gasolina. ¡Hay que joderse!) y la pagara. Y ya puestos, que se fuera de casa. Eso. No hay consideración y menos intimidad en casa de las familias de este país. Los hijos no se independizan porque no tienen trabajo. Pienso, y quizá sea una estupidez, que en las dependencias del INEM podrían construir unos apartamentos para que los desempleados que se pasan allí el santo día esperando por "ese" puesto de trabajo de la Constitución se quedaran a dormir, y también les dieran de comer. Claro. Quiero reírme y no me sale de los adentros, y fingir es humillante. No sigo: esta situación me devuelve a otros tiempos. Mañana iré a Valencia y me van a oír. "No hay pan para tanto chorizo".

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