lunes, 27 de febrero de 2012

La mujer

Las noticias que nos llegan son tristes de morir porque ella, la mujer, siempre ha ido y no ha llegado, pero el caso es que nunca está por nuestra culpa.

Así como el bisturí es el fracaso de la medicina y la locura el fracaso de la razón, así, la violencia de género es el fracaso mayor del amor. Ahora que la patria nos llama y nos sentimos en la obligación de intentar crear una sociedad más justa y civilizada. Ahora que un cambalache casi me sube a los altares ¿? Ahora que frustrado anda más que nunca el amor por los cementerios. Ahora que la amistad y el olvido son la misma cosa. Volvemos al principio, y llegamos justo donde lo habíamos dejado: ¿Qué hay de la igualdad de género vulnerable ante sus circunstancias? ¿Qué hay del humano ser y su misión en la tierra?

Debe ser triste, muy triste ir de "hombre" por la vida sin más norte que el ego, sin más fin que la utilización vulgar de la mujer; muy triste debe ser ir por la vida escupiendo el rostro de quien solo quiso besarte y regalarte una flor. Debe ser triste, muy triste ir de "hombre" por la vida abriendo heridas simplemente porque no se cierran solas, tocando llagas solo para que duelan, encaminar a la muerte a quien solo intentó saludar a la vida con amor.

Duele pensar que hay seres que solo el odio alimenta, son seres enclaustrados entre las cuatro paredes existenciales de sus mazmorras a quienes el dolor ajeno satisface. Al fin, de poco sirven los psiquiatras y los curas, los libros y las escuelas si somos incapaces de leer y escuchar. Ay, lo que no cura el amor...

Tantos planes y proyectos de patria y otras cosas, tantas promesas y tantas ilusiones, tanta primavera y tanto azahar, si al final, como casi siempre, la única verdad que existe es través del amor. Y no hablo del amor para amar, que es una categoría abstracta y sin corazón, sino de amar amor y respetar a la mujer (eso que nunca ocurre por nuestra culpa), también al colindante (recuerde) y, sobre todo, a la persona que alguna vez nos trajo motivos para vivir, es decir: amor y santa poesía. Quien no sepa de todo esto que aprenda un poco para que no se quede sin vivir.

Tócala otra vez Sam... Tócala de nuevo, que ya la Asunción fue a por el vino...

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