viernes, 3 de febrero de 2012

La María me ampare

Nos íbamos y apagué una vela que mi esposa tenía encendida encima de la mesa, y en ese momento creí que era el final de mis días. La María me ampare. Mi esposa nada me dijo y yo no sabía que era una promesa.

Siendo sinceros, cualquier forma de intolerancia y discriminación, trae consigo incitación al odio de lo peor. Para poder derribar las barreras que nos separan y poder construir lazos de entendimiento y amistad, pasa por respetarnos unos a otros. Y si digo respetarnos digo en todo, incluso en las creencias religiosas. Si no hay respeto entre los seres humanos y sus creencias difícilmente vamos a estar dispuestos a escuchar y a comprender nuestras diversidades ¿? Hay que respetar y luchar contra la difamación de las distintas religiones. El momento actual que vivimos parece propiciar los enfrentamientos porque hay malestar en el ambiente, tal parece que se muerde ése malestar, y en lugar de cultivar las relaciones humanas sinceras andamos por el camino de la desconfianza. No más guerras en nombre de Dios. Unámonos a las voces religiosas de cada cual como si fueran una única sinfonía de meditación. Y a poder ser, escuchemos todas las religiones sin condiciones, que según me cuenta, en el fondo son muy parecidas. Respetemos la dignidad y la libertad del ser humano, la diversidad de culturas y la Fe religiosa. Fijo que si entráramos en un diálogo respetuoso, se activaría una armonía capaz de estremecer a cualquiera. Las religiones hablan de paz y de amor a las personas. Las culturas también hablan de humanización de la vida. Una vida quiere vivir en paz, y un corazón amar. ¿Y entonces?

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