viernes, 6 de enero de 2012

Un paisano

Acabo de llegar con mi esposa y mi mascota de caminar por el campo... Está el día precioso. (22 grados y un sol radiante). Pero ocurrió que, en medio de la eufórica caminata, una piedra en el camino... No, esa es otra, ranchera también. Una piedra en el playero. ¡Santísima, qué incomodo es ir con una piedra dentro del playero en una eufórica caminata!. Retorcí los dedos, di patadas para que se desplazase o cayera... Se quedó donde más daño me hacía: entre los dedos. Y podía decirle a mi esposa que esperase un momento para descalzarme y sacar la piedra del playero. Digo piedra pero era una piedrecilla. ¡Tremendo dolor!. (Que por qué aguanté hasta llegar a casa con la piedrecilla en el playero y no la quité por el camino... porque un paisano es un paisano).

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