viernes, 20 de enero de 2012

Escritora, que hablo de Alicia

La vida en sí misma es un constante cambio. Una permanente evolución. Por ello, debemos considerar que es un continuo aprendizaje. A no ser que ese sudor que padecemos sean escalofríos. Que los muertos siguen alimentando gusanos. Conviene analizarnos de cuando en vez y mirar qué perseguimos, qué consideramos como prioritario. Observarnos para saber si aún estamos a tiempo de volver a la verdad de nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Convendría que compráramos una libreta y que la fuéramos llenando de experiencias que son vivencias, sentimientos, miradas, risas. Cada día ocurren cosas en nuestro entorno que merece la pena escribirlas, y no digo que no nos demos cuenta de que ocurren, pero quizá se nos olvidan. El asunto es ese. De ahí la libreta, que más bien sería un borrador, para luego en casa, como si areláramos el trigo, quedarnos solo con lo que merezca la pena y dejar constancia en el libro del buen hacer, que llamaríamos. Cada día debemos lograr que surja de nosotros lo mejor que llevamos dentro. El hombre, la mujer, la bendita renovación del ser y del espíritu es diario y permanente. La vida es un regalo el cual dependerá de nosotros la envoltura que le queramos dar. Encontraremos por el camino a personas que no entiendan que nuestro crecimiento no es motivo de suerte sino de no detenernos. Y de llevar el día sin ataduras. Debemos alimentarnos en el amor, en la fe, en el deseo de dejar este mundo mejor de cómo lo encontramos. Lo que no podemos asegurar es que nadie, dadas las circunstancias, nos edite el libro del buen hacer. Pero a eso ya estamos acostumbrados, ¿verdad? Así, que si amanece y sigues creyendo en tus sueños, no cabe la menor duda: Eres escritor. Escritora, que hablo de Alicia.

4 comentarios:

  1. Yo tengo una de esas libretas en mi mesita de noche, uno de esos borradores de la vida en el que escribo lo que me apetece; Cuando, a las doce de la noche no puedo dormir.
    Y en un mes, un año, o quizá en quince minutos, lo vuelvo a leer y se produce esa magia en la que vives lo escrito, mejor que lo viviste la primera vez.
    Gracias por acordarte de mí una vez más.
    Un beso muy grande desde Sevilla.
    De mi madre también.

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  2. Tal vez conocerte...
    Recuérdale a tu madre que las dos me debéis una visita. Beso.

    Salud.

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  3. Anda y yo que.........?

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  4. Tú qué de qué... Si hablas de venir no puedes, que tu esposa no puede viajar, y solo... como que no.

    Salud.

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