martes, 31 de enero de 2012

Comportamientos contrariados

Nos vemos presionados por la inestabilidad de la modernidad. Cuesta vivir en medio de tanta incertidumbre e intranquilidad. El asunto es ése, pero tenemos que aprender a lidiar en esas condiciones. Los efectos, que no afectos, de los poderosos son un proceso marcado por la involución que crea la acumulación de poder, y con él, la indiferencia, la iniquidad, la desigualdad, la irracionalidad, la impunidad... Comportamientos contrariados. La maquinaria burocrática que genera odio y lastima el alma de la gente. Es tal el desencanto ciudadano que se ha perdido la confianza en los gobernantes. Tampoco se puede creer en los partidos políticos. El juego más sucio de la política es la corrupción, lacra de la perversidad que contamina y desafía la ley desde la mentira que se mezcla cubierta de una doble moral a través de conductas antidemocráticas. ¿Es la moral una consecuencia de la conciencia que pudiera alcanzar la armonía? Desconsideración para la convivencia. Nos dejemos arrastrar por la convención siniestra de estos tiempos irreflexivos. La ciudadanía es ensimismada por sus ideales, o regala su voto orgulloso por los efectos de la demagogia. Si sabemos porque sí que existe la luz de la sabiduría y que en ella radica la nobleza, los sentimientos, los principios y razones que orientan nuestra atención hacia una visión clara de futuro, ¿por qué nos comportamos como si no pasara nada?

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