martes, 24 de enero de 2012

Asturias

Mi tierra es inmensa, es profunda, es maravillosa. Corta el aliento del silente paisaje a la precisa distancia que reclama la realidad de un ensueño. El verde renacer de los castaños, el trascendente parto de la tierra en sus prodigiosos valles. Los Picos de Europa, columnas vertebrales que marcan los vericuetos del viento hacia los cuatro puntos cardinales: Eo, Tinamayor, Payares y Xixón. El prado verde que renace con promesas de bondad en el erial del Urrieyu. Las parsimoniosas nubes que hacen de aposento al orbayu con un rumbo impreciso. Los ríos que renacen, el rocío que reclama permear la hojarasca, el musgo que entrelaza la pátina del tiempo entre las ramas. Asturias patria querida.

Asturias no puede ser un puñado de arena que se nos escapa de las manos. Asturias no puede ser un bosque indefinidamente frondoso. Asturias no puede ser la imposible bocamina para extraer carbón de sus entrañas. Asturias no puede ser una tierra con fauna y flora sedentaria. Asturias demanda urgente que cada uno de nosotros, asturianos, haga verdadera patria en cada espacio donde el llanto telúrico clama inaplazablemente por la vida. Asturias: yo soy un hombre de aquí.

4 comentarios: