miércoles, 28 de diciembre de 2011

Un peldaño traidor

"Tú vives en mi pensamiento, apareces en todas mis alegrías, acaparas todos mis momentos felices. Tú estás en todos mis días. Y yo espero impaciente que lleguen las cuatro de la tarde para tomarnos juntas un café y consumar el encuentro feliz libre de nuestros hijos y maridos. De problemas cotidianos".

-¿Sabes quién calló por las escaleras?
-No me digas más: La vecina chismosa. ¿Y ahora quién me cuenta las patrañas para escribir?
-¡Calla animal!. Fue Juani, ay. La pobre calló por las escaleras y tiene una pierna escayolada.
-¡Lástima!.
-Lástima... ¿qué quieres decir?
-Que nunca sabemos qué nos puede ocurrir al bajar unas escaleras. Un peldaño traidor puede ser el último obstáculo por salvar en la vida. Por eso hay que vivir el momento perseverando en la amistad. Nunca se sabe... Que no es lo mismo una amiga muerta que viva.
-Sabes que presumo un sarcasmo del peor en tus palabras...
-Para nada, mi amor. Sé que es tu amiga y por nada del mundo le desearía mal. A ella ni a nadie. Parece mentira... ¿Iremos a verla al hospital?
-No, ya está en casa. A las cuatro de la tarde iremos a verla y le llevaremos unas pastas de té. Y procura ser agradable con ella... ¡Procura!.
-Uy, claro mi amor, y también le llevaremos una azucarera.
-¿Una azucarera?
-Son cosas mías, mi amor. Olvídalo. (Elevare una plegaria al Creador dándole las gracias porque su amiga no se haya roto la crisma... Temo que si algo le ocurriera... mi esposa... Mientras, seguiré esperando en el silencio recuperar a mi esposa. A pesar de su amiga, mi esposa sigue inspirando mis sueños).

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