Un sábado de penas y alegrías: Santa Cecilia

Me lo explicó clarito ayer tarde una amiga antes de morirse de pena: "Vistos los resultados de las elecciones generales, además del comportamiento de unos y otros (dueños de los partidos políticos), los motivos y las inexcusables razones que les llevaron a los porcientos, deficiencias, inequidades, vicios, dobleces e impunidades, a pasar por alto las verdaderas necesidades del pueblo, he llegado a la conclusión que prefiero morirme de pena que esperar a que hable Rajoy o sepa quién va a suceder a ZP". Le dije que sí, que era cierto, pero que no se muriera, que un día de estos tendríamos noticias, que tuviera fe. Pero no, y se murió de pena. Otra triste historia, otro por qué para el recuerdo. Un sábado de penas y alegrías: Santa Cecilia, digo que si ya no nos vale de tanto profesional de la política que no dice pero cobra, de tanto crucifijo cuenta conmigo, de tanto meter miedo con la tijera en la mano. (Porque a mí ya me vale de tanto perder amigas. Ayer tarde una se me muere de pena, y otra, bendita amiga, mi ángel, de felicidad se ha ido a vivir con su novio). ¿Y ahora qué? ¿Qué de la utopía, de cuando pedíamos libertad por las calles y aún nos quedaba fe que inspiraba la existencia de una patria mejor? El pueblo ha hablado y dijo PP. Y Rajoy hablará un día. El PSOE, perdido en el jardín de los deseos, buscando la rosa roja y la O (la O de obrero, no la de María de la O. Que no se enteran). Rajoy: cómo explicarte que nos importa un carajo quién sea tu ministro de economía; el pueblo solo quiere saber qué será de su suerte, que es nuestro futuro incierto. Alfredo (que te dicen tus allegados): ¿no has tenido bastante? Estaría estupendo que, por responsabilidad (eso dicen los políticos cuando se van o los echan) dieras paso a Carma Chacón, por decir (¿qué? a mí gusta esta mujer) o cualquier otro u otra con ideas que ilusionen. (Cómo explicarles, socialistas de ahora, que para que haya un sentimiento revolucionario primero tiene que haber una revolución interna). Cuando una sociedad pierde la fe, es que ya lo ha perdido todo y no le queda nada. A la arrogante prepotencia de nuestra clase dirigente, a los partidos políticos y sus dueños las culpas, no hay más que hablar. Y a una sociedad durmiente, aunque parezca que se ha levantado en busca de la justicia social ¿? solo bosteza. Malos tiempos nos quedan por vivir. Perdido el sentimiento de libertad, estamos al borde del abismo por nuestras irresponsabilidades. Hasta aquí los excesos, ahora solo podemos creer que un día amanecerá en la fe de una religión cualquiera. Amén.

A una amiga muerta de pena porque aquí no hay ciudadanos sino habitantes, decirle que si hoy el comité federal nombra secretario general a Alfredo, me voy con ella. Que me espere en el limbo actualizado por Benedicto XVI.

Y a la bendita y enamorada amiga (te quiero) que ha encontrado su camino compartido, desearle mucha felicidad. Que seáis muy, pero que muy felices. (Y a ti, y es una advertencia, seas quien seas, recuerda que no está sola).