martes, 15 de noviembre de 2011

Moraleja sin fábula

Este domingo cambiará el gobierno y con el nuestras benditas necesidades. Que igual tienen remedio. No sé, por mi parte, y si cambia de color, que cambie para mejor. Las benditas necesitadas son las mismas que hace tres años, pero mayores, las cuales, si se toma remedio urgente el asunto tendrá mala solución. De momento, las informaciones que me llegan son de mucho miedo, y para una persona poco valiente como yo esto puede ser dramático. Me gustaría, y más por mí, por mis hijas, y los hijos e hijas de todos, que quién venga detrás no haga bueno al que se fue. Nos adentramos en tiempos de incertidumbre, la clase dirigente eso dice, la clase más humilde lleva años diciéndolo, pero los humildes no son tan listos, aunque lo sufren en su propia carne no saben el por qué. Pudieran ser imaginaciones de gente con mucho tiempo para pensar. La clase dirigente piensa menos, por consiguiente, les duele menos la cabeza. Y hablo por mí que me duele la cabeza y sé que uno no piensa con la misma lucidez. O sea, es posible que la clase más humilde de este país no le vaya tan mal y que se queja de vicio, ¿qué? Lo cierto es que en un mundo global todo el mundo se queja menos los que tienen dinero, los que especulan. Por cierto, y no hablo del Euro tan menospreciado estos días, sino del petróleo, ¿alguien sabe por qué pagamos la gasolina más cara ahora que el petróleo está más barato que cuando estaba más caro? Igual se trata de acaparar el producto para encarecerlo ¿? Hoy salí de casa temprano en busca de aire fresco... Lo cierto es que son tiempos de floración y el el azahar está de pecado. Ojalá no venga un invierno muy frío. Antes con el sol y la luna, y una sonrisa transparente tenía bastante para mirar de cara al futuro. Creo que la realidad todo lo maltrata y la tristeza se apodera de mí. (Entrego amor por un poco de esperanza, y la María bien sabe que no es para mí. Y, si no, pues nada, que sea lo que Dios quiera: Hágase su voluntad... ¿Hágase qué? Despistado que estaba: ¡estúpido de mí!. No y no, me niego a aceptarlo, moraleja sin fábula, y esto es una amenaza).

2 comentarios: