miércoles, 19 de octubre de 2011

19 de octubre de 2011

"Día mundial de la lucha contra el cáncer de mama"

Me dice que escriba unas palabras sobre el cáncer de mama. Supongo que algo podré escribir a mi manera, quiero decir sin saber lo que es ciencia cierta, solo humano.

El asunto es escabroso, pero no más que la vida en sí. El cáncer de mama tiene que ser, es porque sí, y no es un castigo divino. Un cáncer de mama aparece sin llamarlo y menos desearlo, y viene para quedarse por un tiempo o para siempre. Lo cierto es que el hijoputa (en este asunto no valen paños calientes), repito, el hijoputa cambia la vida de una persona. Además del carácter, el semblante y el comportamiento que tantas veces va acompañado de ira de la peor. Nada se quiere saber. A veces ni siquiera de la propia vida. Según me cuentan, el cáncer ya no es lo que era, la ciencia ha avanzado mucho y el índice de mortalidad es apenas. Sin embargo, no hay ser humano en el mundo que al conocer la noticia no se desparrame por los suelos. Una noticia que es una auténtica tragedia. Entonces, sin querer y mucho menos saber, se tienen que redefinir las prioridades. El caso es que de repente se cae el mundo encima y nadie sabe cómo enfrentarse a él. En un verbo se para el reloj de la vida. Pero a veces llega un día, y llega también porque sí, el reloj de la vida echa a andar y el cáncer de mama puede ser lo mejor que le haya podido ocurrir a la persona. Hablo de una segunda oportunidad. Oportunidad que procura sensaciones en la vida que nunca se habían experimentado, porque solo si se está cerca de la muerte se aprende a amar más a la vida. Es lo más cercano que se puede estar de la felicidad sin ningún tipo de matices. El proceso tiene tres actores principales: el médico, el paciente y el cáncer de mama. Y todo es secreto, solo silencio, no hay cirujano ni oncólogo que digan. El alma está bien cerca de romperse porque nadie dice. Supongo que tampoco existen palabras capaces de romper ese silencio. No lo sé de fijo, pero hay quien dice que solo se oye La Palabra de Dios. Tribulaciones del ser humano. Un diagnóstico de cáncer de mama es como una trama mortal que se vuelve más complicada con el paso del tiempo. Y aquí no valen experiencias ajenas, cada cual vive el suyo a su manera. Entre el diagnóstico y la recuperación ¿? existen un sin fin de calamidades, incógnitas y demás incertidumbres que pueden devenir en tragedia. Todo negativo, nada positivo. En este asunto es fundamental tener Fe; sin Fe no hay Esperanza. Y Santa Poesía en las venas, porque siempre habrá un verso que explique con la más bella prosa que se ha vuelto a nacer. (No tengo más que decir).

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