viernes, 30 de septiembre de 2011

Y vuelvo. Y dale.

"Aconsejar economía a los pobres es grotesco e insultante". Oscar Wilde.

O dejo de ver la televisión cuando estoy consciente o... ¿consciente? ¿Qué querré decir con estar consciente para ver la televisión? ¿Qué ya no se puede dormir uno viendo la televisión consciente? Uno llega a casa después del duro trabajo (es un decir) agotado (hola, hola), y se sienta en el sofá, enciende la televisión y el impacto que las noticias producen en su psique es mortal. (Ah, ya entiendo). Solo le salva de la muerte, y es mi caso, no tener capacidad para procesar toda la información que te sueltan como si no pasara nada. Dicen que esta crisis nos está enseñando la jerga de la economía. La economía en clave, la de las letras mayúsculas y punto. Tú antes veías esas letras y te pasaban desapercibidas. Ahora no porque ya sabes que las tienes que temer: BCE. BM. PIB. IPC. Y MÁS. Cuando ves la televisión y las oyes te pones peor de lo tuyo, te entran escalofríos, sobre todo si es final de mes. Lo cierto es que la economía ha cambiado las percepciones de la sociedad. Es difícil ya imaginar un futuro sin el diferencial de deuda comparativa y los porcientos. La economía registra un elevado perfil en la vida social, lo que implica un deliberado desafió a las maneras tradicionales de vivir. A mí me marea, pero entiendo lo suficiente como para darme cuenta que la economía como disciplina, está anclada en el pasado, aunque suene paradójico. Porque vivimos en una constante incertidumbre. Los escenarios económicos se han convertido en un brutal rompecabezas y los gobiernos experimentan un enorme temor al desplome. Padecen de pánico, sin embargo, la teoría económica no puede explicar por qué los gobiernos teniendo parte de la responsabilidad por el excesivo gasto no reflejan síntoma de estar atemorizados como la sociedad ¿? Pero yo sí: "Porque en la mayoría de los casos todas sus necesidades las tienen satisfechas". Por eso el dinero fluye hacia áreas políticas. Los políticos ya no son románticos y no les preocupan los viejos ideales. Con profunda amargura digo: "En la actualidad vivimos una realidad de economía sumergida... en la corrupción". La crisis que todo lo enmaraña en la economía de las complejidades nos arrastra al más brutal de los sinsentidos. Se dice que nacemos humanos y con el tiempo nos vamos convirtiendo en buenos y malos, y políticos. (Los que les falta de todo se preguntan si los políticos no son de este mundo).

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