martes, 27 de septiembre de 2011

Una relación de urgencias

¿Con los niveles de pobreza que padecemos estamos expuestos a traspasar los límites de la ley? No quiero que nadie piense, porque cuando falta, falta, y hay que alimentar a la familia (los hijos) y si no hay no hay... Que las cosas están jodidas, vaya. Pero más que de traspasar los límites de la ley, hablo de traspasar los límites de la justicia emocional, y digo que debiéramos tener cuidado con personas que son especialistas emocionales en hacer daño, personas que conspiran contra la paz del alma. ¿Qué culpa tengo yo... o tú? ¿Qué culpa tiene nadie...? ¿Qué defensa podemos aplicar ante un ataque emocional? Uno dice así porque una amiga fue enajenada por una relación de urgencias envuelta en papel de celofán y se siente manipulada. Uno pide atención y una respuesta inmediata, una defensa que comience por evitar en nosotros condiciones favorables que les den la oportunidad a esos miserables de hacer blanco donde más duele: el alma. Porque herida el alma, se apodera de nosotros la baja autoestima. ¿Qué ganamos en hacer a los demás lo que nunca quisiéramos que nos hicieran a nosotros? Asunto complicado este. ¡Alma, corazón y vida!. Estamos atribulados pero no abatidos; perplejos pero no desesperados; perseguidos pero no abandonados; derribados pero no aniquilados... Ay, lo cierto es que no sé cómo estamos ni si estamos si quiera. Nuestras necesidades deben cambiar. Corren malos tiempos para el amor. Nuestra perspectiva de la situación adversa debe dar un giro. Vale que la realidad estará ahí nos guste o no y es una pena de realidad, quiero decir que nuestro entorno emocional no cambiará, al menos de momento, porque el problema seguirá siendo el mismo... amor amar. Lo diferente, lo que ha de cambiar ha de ser nuestra visión de las cosas y nuestra forma de enfrentarnos a ellas. Una relación de urgencias nunca será una opción.

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