viernes, 9 de septiembre de 2011

La pobreza y la mentira

Así como la pobreza no pasa de moda tampoco la mentira. De viejo, lo puedo atestiguar si fuera preciso ante un tribunal de justicia. En una sociedad que empeora a través de los años algo tiene que fallar digan lo que digan los que nos llevan como un pastor lleva a su rebaño (sin ofender). No es que yo sea un ejemplo para nadie, pero noto el cambio, y vamos a peor. Solo eso digo, que está de moda hoy y siempre la pobreza y la mentira. Y se complementan. Así interactuamos, y tal que mi viejo ordenador que me ordena, somos presos de una sociedad montada con prisas. Sin pensar. Y luego está el lenguaje cada vez menos relevante. Nos gustan más las poses y los disimulos. También los gestos. Hay gestos que transmiten humanidad, otros no. Es una mentira disfrazada de lagarterana. Quién sentado en un trono no parece erguido y en actitud expansiva, causa distinta impresión que quien está en una silla. Vivimos de las impresiones que producen las apariencias. Lo que vemos a través del espejo nos parece imposible de cambiar. Nos gustemos o no, pero de cualquier forma, pasamos por lo que vemos como si no pudiéramos cambiarlo. Sin percatarnos que, conforme a cómo nos vemos a nosotros mismos podemos cambiarnos con solo cambiar la psicología que influye sobre nosotros. Si cambiamos las formas seremos mejores y quizá logramos dejar de mentirnos y mentir. Y si dejamos de simular igual podemos erradicar la pobreza, y no digo ahora, pero sí algún día. Considerarnos intrascendentes el absurdo. Quizá lo sea tanto como este comentario apresurado, pero no la idea en sí. Si lo pensamos bajo el punto de vista humano, y por alguien que sepa, claro, igual no lo es tanto. Sea como fuere, algo tenemos que hacer contra la pobreza y la mentira. Depende de la idea del querer que abriga cada cual.

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