viernes, 2 de septiembre de 2011

Que cada cual asuma su culpa

"El mayor descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden mejorar sus vidas con sólo cambiar sus actitudes mentales". William James, filósofo.
 
Lo que voy a contar es verdadero (disculpen). Acabo de llegar con mi esposa del paseo matinal obligado por el asunto de moda: colesterol del malo, le dicen. No sé. Que sino igual ni salía de casa. Y como nada ocurre por casualidad, llegando a la altura de las escuelas y de vuelta a casa, venía una niña con el pan y al cruzarse con nosotros nos dijo "santé" y siguió en su caminar. Yo miré a mi esposa, que no conozco a nadie en el pueblo (casi) y menos a una niña de su edad. Entonces me di cuenta que aquella niña nos había dicho salud con la cara más bendita pero en francés. Fijo la única cara que tenía. Y yo, estúpido, no me di cuenta... Lo bueno, que aunque tarde, volví por mis pasos y le devolví el saludo con mi mejor cara, que yo sí tengo una cara para cada día de la semana. Y otra de hierro forjado para ciertas ocasiones validada por Alejandro Dumas. Y sonriendo, bendita, se alejó. (Avergonzado, no tengo más que decir).
 

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