sábado, 6 de agosto de 2011

Un mensaje

Cuando se escribe un mensaje y se lanza al viento, allá donde caiga, siembra una semilla en quien lo recibe. Un mensaje sentido ilusiona porque es acción. Y si regresa... su palabra llega emocionada. Así es como se produce un intercambio silente de sentimientos que, si se repite con cierta frecuencia, es capaz de prender una llama que con el tiempo se transforma en santa poesía. Sin embargo, para que un mensaje alcance su cometido, influye un sinnúmero de factores más allá de algunas banalidades... Y se debe escribir correcto y respetuoso con la palabra, eso se adquiere con el tiempo y perseverando con destreza, aprendiendo de los mejores escritores y en sus libros más reconocidos. Un autor escribe un mensaje ilusionado y puede quedar en la posteridad debido a su solvencia y hacer historia. En un caso particular, según me cuentan, una dama se enamoró de la palabra de no uno, sino de miles de mensajes lanzados al viento por un autor desconocido luego de prender una semilla en su corazón. No es casualidad, que nada ocurre por casualidad, es un aviso: una palabra emocionada escrita en un mensaje intencionado puede provocar efectos nocivos para la salud. Una palabra emocionada, produce cuando menos, efectos secundarios: taquicardias, visión borrosa, fiebres, pérdida de la memoria, insomnio, dificultad para expresarse, palidez cutánea, involuntarias acciones, y, en algunos casos más complicados, pérdida total del control... y allá muy buenas olvídame hasta nunca jamás si Dios lo quiere y la María lo permite... Por lo tanto, se deben tomar precauciones y no ser confiado cuando una palabra emocionada y su mensaje aparecen por casualidad al doblar una esquina. Escribir es crear, leer es accionar. Escribir es emborracharse hasta la satisfacción total. Leer, lo mismo, pero por simpatía, como la dinamita cuando explota. Virtudes de La Literatura. (Apenas fue empezar y luego un volcán de calor y su lava ardiente de sensaciones inimaginables nos envolvieron la vida... Lo que empezó como un reírse interpretativo de algunos sentimientos, acabó convirtiéndose en una tortura atrapada en sus fervientes obsesiones).

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