jueves, 18 de agosto de 2011

Sin reproches

Lo de abajo es una historia muy sentida para mí. Y tiene como actores principales dos sombras del pasado.

Cuando tus sentimientos hacia mí no era un camino cerrado por obras para acceder al alba sino unas letras del Sabina cantadas por el bulevar de los sueños rotos y otros versos,
una tarde de amor sin compañía,
me fui a escribir cartas de amor y alguna opinión sin fundamento por el país.

Entonces, recuerdo,
los dos éramos palabras sueltas al viento,
y al conocernos,
al encontrarnos primero,
surgió una disculpa fácil para cobijarnos del viento dispersador.
Un libro de poesía: "Palabra sobre palabra", Ángel González. Me dijiste.

Nuestro alimento era el mismo:
Amor por la literatura.
Por la palabra escrita que emana de los adentros sin orden ni reglamento.
Por la fe sin dogmas y el libre pensamiento.
Por un final feliz.
Pasión por la vida.

Los dos sentíamos un proyecto común cada cual dentro de su cometido.
Éramos...
Soy trabajador por la misma causa,
pero fuera del proyecto común, eso sí. Lógica.
Culpable la mala saña y algún descuido...
Pena y pena, y pena.

Un jazmín y una rosa nacieron de la tierra sin motivo aparente ni destinatario, y murieron al cabo de los años por inanición... (y falta de información). Eso es todo.

Fin.

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