viernes, 5 de agosto de 2011

Impaciencia: anhelo imposible.

Hablo de mí: Escribo mucho, montones de cosas, no lo puedo evitar. Escribo sin parar de todo lo que acontece a mi alrededor y en mi mente absurda. Son ideas que fluyen de mis adentros y según mi estado de ánimo dejo constancia de ello a mi manera. Pero no me concentro. Escribo algo y sin acabarlo salgo a pasear con mi mascota, atiendo el teléfono, hablo con mi esposa o lo que sea, luego continúo y sale lo que sale, lógica. Por decir, empiezo con ZP y acabo en la luna de Valencia sin ninguna relación (hipótesis). Y todo lo escribo a vuela pluma. Así no hay manera de escribir digno. Y sin lastimar la palabra, que esa es otra. Esto viene a cuento porque leí un artículo de Aurobindo Ghose, gran maestro hindú, sobre la concentración (copio y pego), disculpen:

"La concentración es necesaria, primero para torcer toda la voluntad y la mente, de la discursiva divagación natural en ellas, que siguen un disperso movimiento de los pensamientos; que corren tras multi-ramificados deseos para apartarlos de la huella de los sentidos y de la respuesta externa a los fenómenos; hemos de fijar la voluntad y el pensamiento en lo eterno y real detrás de todo, y esto demanda un esfuerzo inmenso, una concentración unidireccional. En segundo lugar, la concentración es necesaria, a fin de hacer caer el velo levantado por nuestra mentalidad ordinaria, entre nosotros mismos y la verdad; pues el conocimiento externo puede recogerse de paso, mediante la atención y percepción ordinarias, pero la verdad interior, oculta y superior, solo puede ser captada mediante la concentración absoluta de la mente sobre su objeto; una concentración absoluta de la voluntad para lograrla y una vez alcanzada, mantenerla habitualmente y unirse firmemente a ella, pues la identificación es la condición del conocimiento y posesión completos. Es el resultado intenso de un habitual reflejo purificado de la realidad y una íntegra concentración sobre ella; y es necesaria a fin de destruir por entero esa división y separación entre nosotros y el Ser Divino y la realidad eterna, que es la condición normal de nuestra mentalidad ignorante".

Sin embargo, a pesar de los pesares, a la falta de concentración, escribir a mi manera sin ninguna pretensión ni aspiración, solo para desahogarme, aliviar el alma o conocerme mejor encuentro paz en mi interior. Nunca seré escritor porque soy incapaz de concentrarme... Y del talento necesario para escribir ni hablamos. El léxico no me ampara. Escribo sin concentrarme pero honesto. Las ideas me fluyen a borbotones y penetran al sentido de los conceptos sin llegar -es lo que más siento, porque escribo para quien en un descuido entre en este blog y me lea, aunque sea de soslayo, y para ti que me lees en silencio-, al espacio íntimo del lector... La vida tiene sus paradojas, y lo mío no es asunto a tener en consideración. A pesar de mi voluntad me falta concentración, por lo que nunca aprenderé. Eso sí, persevero y me siento especial cuando escribo. Y feliz. Eso es todo.

2 comentarios:

  1. Congratulaciones por este ensayo!
    Te invitamos a enviarnos una breve seleccion de tus escritos + breve resena bio + una fotografia (portreto) de ti. Gracias!
    Todo lo mejor desde Bucarest,

    Daniel Dragomirescu, editor de HLC

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  2. Eres muy amable No sé aún cómo funciona el blog. Me pierdo. Dame tiempo. Gracias por tus felicitaciones.

    Salud.

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