jueves, 4 de agosto de 2011

Corren malos tiempos para la vida y el amor

Una flor para reclamar tu mirada. Una sonrisa para saber dónde reposan tus sueños. Un beso para despertar el sol y llenar de mieles las flores amanecidas en la ansiedad de tu regreso. Déjame llegar, luego ya me dirás si me puedo quedar... o esperarte... Invítame, aunque el reclamo del cundiamor se quede eternamente en tu ventana. "Estamos distraídos de la vida", dijo Facundo Cabral. Supongo que Facundo Cabral, trovador, quiso decir que no hay lugar en la vida para deprimirse cuando sabemos que la felicidad está entre nosotros y que tenemos capacidad suficiente para reconocerla, incluso entre una cotidiana desolación. O crearla. Hay que esforzarse en enfocar el lado positivo de la vida, aunque corren malos tiempos para la vida y el amor, y nos sobran los motivos para agobiarnos y deprimirnos. Para entronizar el mal a la hora de dirimir un contencioso. A veces nos derrota la descomposición social que se genera en nuestro entorno hasta deshumanizarnos. A veces no nos creemos capaces de seguir. Ciertamente estamos distraídos de la vida. Vivamos con coraje y no dejemos de cantarle a la vida y al amor. La felicidad nos llegará por simpatía. (Santa Poesía).

"Y el viento, el viento que me peina/ como una mano maternal./ Mi verdad se pierde en la noche:/ no tengo noche ni verdad./ Tendido en medio del camino/ deben pisarme para andar./ Pasan por mí sus corazones ebrios de vino y de soñar./ Yo soy un puente inmóvil entre/ tu corazón y la eternidad./ Si me muriera de repente/ no dejaría de cantar". (De me peina el viento los cabello, Pablo Neruda).

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