jueves, 28 de julio de 2011

Una amiga de ahora

Una amiga de ahora, que fijo llegaré a querer porque ya la aprecio un montón, me contó ayer de la que iba a misa por un familiar muerto que: "Dios es el escudo de los débiles, pero es también una roca sobre la que se pueden establecer. Es refugio y es fortaleza. Dios está con todos los agraviados, con los olvidados, con los desamparados". Quedé estupefaciente, porque me lo soltó sin venir a cuento. Igual era la lección del día y la estaba repasando. Tampoco sé si en misa uno tiene que llevar la lección bien aprendida. No importa, me cae estupendamente esta amiga de ahora; por eso digo que la llegaré a querer muy pronto: hablo de amistad, ojo. Y, aunque para nada comparto su fe religiosa, y ella lo sabe, me dijo que, además de por su familiar muerto, rezaría por mí. Me es indiferente que rece o no por mí, pero el hecho en sí me gusta; que alguien que cree en Dios le hable de mí me reconforta. Ahora que lo pienso... igual soy un infiltrado de Dios y la María en la tierra, ¿qué? Yo soy algo así como un chivato de los de toda la vida: chisme del que me entero chisme que largo, y amañado... Ay, sería estupendo, toda una vida creyéndome agnóstico y resulta que pudiera ser un delegado como el papa. Bueno, como el papa pero con menos mando en plaza. No, no es posible, seguro que es una de mis fantasías, porque con lo interesado que soy, sería capaz de hacer chantaje y eso es pecado. Aunque pensándolo bien... Lo primero que haría, si estuviera dentro de mis atribuciones, sería certificar eso de "obras son amores". Digo, que hay quien no tendría que ir ni a misa para ser bendecida. Y no hablo de mi amiga de ahora pero si de una amiga de antes... Allá tú, le diría interesante, y humilde la verdad: solo pienso en ti. (Si la lluvia no nos moja es que estamos muertos, entonces, resucitaremos los dos aunque nos cueste la vida).

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