miércoles, 20 de julio de 2011

Un padre desposeído de sus hijas

De cuando en vez conviene hacer una pausa y examinar etapas que fueron del pasado. De cuando en vez hay que hacer una pausa y mirar nuestra historia y la infancia de nuestros hijos con la mirada de un padre desposeído de sus hijas a la fuerza... sin rencor. De cuando en vez hay predicar no solo con palabras, sino con hechos. Ahí está la clave del éxito. La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. La misión, y hablo de mí como padre, es contagiar a mis hijas con algún discurso y sobre todo con acciones. Sin embargo, la célebre frase de Sócrates: "Sólo sé que no sé nada" me mata. Es un juego de palabras despiadado que de ser verdadero me situaría en el camino incapaz de educar a mis hijas. A dios gracias, están criadas y nunca deshonraron sus apellidos. Supongo que algo haría bien ¿? Si hablamos de educación, no sabría decir y menos descifrar los enigmas que a los padres se nos presenten cuando tenemos que educar a nuestros hijos. Por más listos que seamos, por más libros que hayamos leído, por más que nos asomemos a Internet con nuestras dudas, por más que viajemos por el mundo, por más que sepamos de la vida... siempre habrá un enigma infinito por resolver. Ser padres es desconcertante... Tanto como creer que lo sabemos todo o que solo nosotros tenemos razón. Precisamente ese popular decir "¡que soy tu padre!" es una de las más grandes demostraciones de ignorancia que podamos manifestar... (Y hablando de ser padres, recuerdo una maldad que me contó mi hija. Resulta ser, que en mi pueblo (adoptivo, que yo soy muy asturianu y no reniego de mi patria chica) cuando una hija se parece a su padre, le dicen: "filla tu si que honres al teu pare"). Y ya me perdí... algo de mis hijas... de unos "intrusos" que vinieron a desposerme de lo que más quería... Se me fue el santo al cielo, no sé de qué estaba hablando ni lo que pretendía. Va a ser verdad lo que dijo Sócrates: "Sólo sé que no sé nada". O mi psiquiatra, que también, que dice que no sabe cómo entrarme. ¡Oiga!, en el buen sentido lo dice, que ella se refiere... pues no sé a qué se refiere... Bueno, son cosas suyas que no me interesan... Que los psiquiatras son muy suyos. Y la mía más.

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